miércoles, 21 de abril de 2010

EL MITO DE QUITUMBE...










Pío Jaramillo Alvarado, basado en Anello de Olliva


Después del diluvio universal, las emigraciones lle­garon por el mar al continente y uno de estos pue­blos nómadas se estableció en lo que ahora es Vene­zuela y fundó Caracas. De estos pobladores, algunos pasaron a Sumpa, que es aquel paraje que ahora llaman los españoles la Punta de Santa Elena, donde tuvieron una gran población, siendo el principal de ellos un cacique llamado Tumbe o Tumba, que con su buena industria y gobierno mantuvo su gente en paz y justicia. Este capitán despachó gente a descubrir tierras, pero jamás volvió a saber de esta expedición y con este pesar murió, dejando dos hijos, Quitumbe y Otoya.

El primero fundó un pueblo llamado "Tumbez" en memoria de su padre y el se­gundo fue hecho prisionero de unos gigantes que apa­recieron en las costas ecuatoriales y murió en poder de estos enemigos. Temeroso de los gigantes, Quitum­be buscó refugio en una isla que llamó "PUNA"; pero viendo que era tierra seca y no llovía, mudó de temple y suelo y se fue a la sierra de Quitu, donde pobló un pueblo de su nombre. Cuando Quitumbe partió a la sierra dejó abandonada a su mujer Llira, preñada, y llegando el tiempo, de su parto parió un infante muy bello a quien su madre llamó GUA-YANAY que quiere decir golondrina. La suerte de GUAYANAY fue muy desigual y la fábula intervie­ne en los sucesos de su vida, pero es lo cierto que dejó un hijo llamado Atau, que fue padre de Manco-Cápac, primer Inca.


Y sucedió que los descendientes de Guayanay habi­taron en una isla y allí estuvieron hasta que llegó la ocasión de ser descubiertos, porque el cacique Tome, hermano de Guayanay, que gobernaba los llanos y era señor (Shyri) de Quitu, mandó perseguir a uno de sus hijos por el delito de adulterio que se castiga­ba con la pena de muerte, y el perseguido se aven­turó con su gente al mar y llegó casualmente a la isla en que residía Atau. Por este incidente supo el cacique Atau como había mucha tierra firme por to­das partes y cerca de donde estaba. Y como Atau era ya viejo y murió muy pronto, acometió la empresa su hijo Manco - Cápac, al que acompañó el hijo del se­ñor (Shyri) de las tierras quiteñas o quitumbeñas, con su familia y vasallos, hasta el Titicaca.

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